sábado, 5 de marzo de 2011

Convierten a La Casa del Lago en una máquina del tiempo

Notimex | Cultura
2011-03-04 | Hora de creación: 12:03:52| Ultima modificación: 12:46:52

Una serie de simulacros de paradojas y empalmes de tiempo, tanto hacia el pasado como hacia el futuro, sobre un mismo espacio de exhibición, integran “Justin Case this is the end”, muestra inaugurada anoche en La Casa del Lago "Juan José Arreola", en el Bosque de Chapultepec.

Se trata de un proyecto del artista mexicano Leo Marz (1979), quien interviene las obras de José Jiménez Ortiz, Rubén Gutiérrez, Andrea Garza, Andrés Felipe Orjuela, Pablo Rasgado y Oswaldo Ruiz,

El pretexto de esta propuesta es la premisa de que el mundo acabará en 2012, por lo tanto el artista invitó a los seis autores antes mencionados a presentar obras específicas de intervención, a realizarse en 2013 en una Casa del Lago post-apocalíptica (incluso podrían ser proyectos para su reconstrucción).

De acuerdo con Marz, la idea de esta colectiva, consiste en convertir a La Casa del Lago en una máquina del tiempo.

A partir de la combinación heterogénea de formatos y la metodología, esta exposición despliega procedimientos del arte contemporáneo como la simulación archivística y la memoria institucional; el potencial narrativo de los índices, lo testimonial y los documentos históricos.

Así como la construcción de huellas falsas con dibujos y registros videográficos. Tal abigarramiento traza líneas temporales entre contextos ambiguos y resonancias hipertextuales, desplegando narrativas que nos incitan a especular respecto a la lógica cultural del fin.

El título de la exposición parece incurrir en un juego de palabras, no obstante trata más bien de un nombre propio. Justin Case es un personaje real con quien el artista (Leo Marz) sostuvo una entrevista respecto al significado literal de su nombre en inglés: "por si acaso".

En el contexto de esta exposición, tal referencia pasa a ser una sugerencia arbitraria, a partir de la cual elucubrar ficciones respecto a lo que "pudiera ocurrir", en caso de que el mundo llegara a su fin.

Cabe mencionar que las exploraciones estéticas de Marz parten del imaginario apocalíptico; o bien, la noción de fin en tanto acabamiento de la cultura, para confabular escenarios ficcionales a través de documentos de Casa del Lago, registros biográficos, dibujos y proyecciones postmedia, como también montajes museográficos.

La exposición abre con una entrevista realizada al ya famoso Case. En ella le hablan y preguntan sobre su historia íntima con el nombre, sus molestias, sus traumas, sus felicidades.

Lejano al mundo del arte, estadounidense de nacimiento, responde con franqueza a la historia de su vida, como si él mismo fuera el personaje central, profético, de un posible Apocalipsis.

De ahí brincamos a los pensares del tiempo: Pablo Rasgado colabora con una pieza extraordinaria, donde se ven registradas todas las obras que estuvieron colgadas en el recinto antes de la exhibición de Marz.

Del otro lado del cuarto, indumentarias originales y obsoletas de la Casa del Lago se muestran como una especie de memorabilia del acabose del mundo.

Andrea Garza entusiasma con una nueva forma de concebir el dibujo, mientras que el propio Marz agrega un toque genial al mundo del cine con una película que comienza... y acaba inmediatamente.

Las preguntas sobre el comienzo y el final, sobre la historia y sus improntas (el caso de Case es tan emotivo como morboso) resultan ser los ejes centrales de esta exhibición.

Así, tenemos ante nosotros a un artista interesante, Leo Marz, quien goza de plena juventud para impresionarnos en el futuro reciente.

camo
Notimex | Cultura
2011-03-04 | Hora de creación: 12:03:52| Ultima modificación: 12:46:52

Una serie de simulacros de paradojas y empalmes de tiempo, tanto hacia el pasado como hacia el futuro, sobre un mismo espacio de exhibición, integran “Justin Case this is the end”, muestra inaugurada anoche en La Casa del Lago "Juan José Arreola", en el Bosque de Chapultepec.

Se trata de un proyecto del artista mexicano Leo Marz (1979), quien interviene las obras de José Jiménez Ortiz, Rubén Gutiérrez, Andrea Garza, Andrés Felipe Orjuela, Pablo Rasgado y Oswaldo Ruiz,

El pretexto de esta propuesta es la premisa de que el mundo acabará en 2012, por lo tanto el artista invitó a los seis autores antes mencionados a presentar obras específicas de intervención, a realizarse en 2013 en una Casa del Lago post-apocalíptica (incluso podrían ser proyectos para su reconstrucción).

De acuerdo con Marz, la idea de esta colectiva, consiste en convertir a La Casa del Lago en una máquina del tiempo.

A partir de la combinación heterogénea de formatos y la metodología, esta exposición despliega procedimientos del arte contemporáneo como la simulación archivística y la memoria institucional; el potencial narrativo de los índices, lo testimonial y los documentos históricos.

Así como la construcción de huellas falsas con dibujos y registros videográficos. Tal abigarramiento traza líneas temporales entre contextos ambiguos y resonancias hipertextuales, desplegando narrativas que nos incitan a especular respecto a la lógica cultural del fin.

El título de la exposición parece incurrir en un juego de palabras, no obstante trata más bien de un nombre propio. Justin Case es un personaje real con quien el artista (Leo Marz) sostuvo una entrevista respecto al significado literal de su nombre en inglés: "por si acaso".

En el contexto de esta exposición, tal referencia pasa a ser una sugerencia arbitraria, a partir de la cual elucubrar ficciones respecto a lo que "pudiera ocurrir", en caso de que el mundo llegara a su fin.

Cabe mencionar que las exploraciones estéticas de Marz parten del imaginario apocalíptico; o bien, la noción de fin en tanto acabamiento de la cultura, para confabular escenarios ficcionales a través de documentos de Casa del Lago, registros biográficos, dibujos y proyecciones postmedia, como también montajes museográficos.

La exposición abre con una entrevista realizada al ya famoso Case. En ella le hablan y preguntan sobre su historia íntima con el nombre, sus molestias, sus traumas, sus felicidades.

Lejano al mundo del arte, estadounidense de nacimiento, responde con franqueza a la historia de su vida, como si él mismo fuera el personaje central, profético, de un posible Apocalipsis.

De ahí brincamos a los pensares del tiempo: Pablo Rasgado colabora con una pieza extraordinaria, donde se ven registradas todas las obras que estuvieron colgadas en el recinto antes de la exhibición de Marz.

Del otro lado del cuarto, indumentarias originales y obsoletas de la Casa del Lago se muestran como una especie de memorabilia del acabose del mundo.

Andrea Garza entusiasma con una nueva forma de concebir el dibujo, mientras que el propio Marz agrega un toque genial al mundo del cine con una película que comienza... y acaba inmediatamente.

Las preguntas sobre el comienzo y el final, sobre la historia y sus improntas (el caso de Case es tan emotivo como morboso) resultan ser los ejes centrales de esta exhibición.

Así, tenemos ante nosotros a un artista interesante, Leo Marz, quien goza de plena juventud para impresionarnos en el futuro reciente.

camo

Fuente: La crónica de Hoy. México


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