miércoles, 27 de abril de 2016

Conspiración; judíos iban por Hitler

Un grupo de gángsters judíos de EU planeó el asesinato del Führer, pero el FBI ya andaba tras sus pasos.
               
El relato de un mafioso despertó la curiosidad de un escritor que investigó en los archivos del FBI un atentado contra del político alemán en 1933.           
 
CIUDAD DE MÉXICO.
La película Bastardos sin Gloria de Quentin Tarantino cuenta la forma en la que un grupo de hombres planearon la hipotética muerte de Adolfo Hitler, pero en la realidad algo similar intentaron hacer unos gángsters judíos de Estados Unidos.
Si el FBI no hubiera impedido los planes de esos judíos en 1933 el curso de la historia mundial habría sido distinto.
De acuerdo con el escritor Robert A. Rockaway, mientras realizaba su libro But He Was Good to His Mother: The Lives and Crimes of Jewish Gangsters se entrevistó con un hombre cuyo alias era Dutch, quien le contó de un supuesto plan para matar a Hitler.
El también profesor emérito del departamento de Historia Judía en la Universidad de Tel-Aviv, Israel, describió cómo fue el encuentro con Dutch, uno de los mayores mafiosos judíos de Nueva York.
El gángster le aseguró a Rockaway que había hablado con algunas personas que odiaban a los nazis, que sabían lo que les ocurría a los judios en Europa y que estaban dispuestos a ir a Alemania y hacer el trabajo.
Antes de que se pudieran concretar los planes de los judios J. Edgar Hoover, el primer director del FBI,y sus federales comenzaron a husmear y hacer preguntas.
Debido a ello, Dutch aseguró que los muchachos implicados pensaron que era mejor abandonar la misión.
El gángster le dijo a Rockaway que esa decisión “fue realmente una vergüenza. Me gustaría que lo hubiéramos hecho y matar al hijo de puta. ¿Puedes imaginar? Habríamos sido héroes. Ellos nos habrían dado todas las medallas”.
Rockaway relató en un artículo para la revista estadunidense Tablet que cuando “Ductch” terminó su historia le preguntó si tenía evidencia sobre ello, el mafioso se soltó la carcajada y dijo “tienes que estar bromeando. No hay ningún documento”.
Después reflexionó y le dijo al escritor que probablemente Hoover habría escrito algo al respecto y que quizás debería investigar en Washington.
Un año más tarde, Rockaway investigaba en los archivos del FBI en Washington,  y mientras esperaba sentado frente a una mesa que le trajeran un documento  otro llamó su atención.
Se trataba de uno etiquetado como  “Adolf Hitler”, su curiosidad lo llevó a abrir el archivo y encontró memorandos, informes y cartas que documentaban un presunto intento de judíos norteamericanos para asesinar a Hitler.
En ese momento pensó que tal vez Dutch le dijo la verdad.
La historia de la conspiración para matar al Führer llamó la atención del gobierno estadunidense gracias a una carta fechada el 23 de marzo de 1933 y dirigida al embajador de Alemania en Washington, quien la remitió al secretario de Estado Cordell Hull el 28 de marzo, y Hull al fiscal general de Estados Unidos Homer Cummings.
Diplomáticos alemanes exigieron una investigación inmediata de la amenaza.
La historia se cuenta sola y Hitler fue piedra angular de la Segunda Guerra Mundial.

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